lunes, 14 de octubre de 2013

Vivir sin jefe, de Sergio Fernández

Finalmente ya terminé este fabuloso libro, Vivir sin Jefe de Sergio Fernández, muy recomendable tanto para futuros emprendedores como para los que ya tienen su empresa, pues seguro que les dará ideas y pautas para mejorar en su negocio.

En las siguientes actualizaciones de este blog estoy segura que haré mención a este libro, pero sí que voy a dejar algunas de las ideas que me han ayudado a sentarme y a meditar qué es lo que realmente quiero y cómo quiero hacerlo en realidad.

La primera pauta que recoge Sergio Fernández en el libro no es ni más ni menos que el objetivo de este blog. El autor anima a sus lectores a que no solo piensen en qué es lo que quieren hacer, sino que además les anima a escribirlo. Habrá personas que decidan escribirlo en un diario personal, donde estamparán sus ideas y sus objetivos, pero para mí es una motivación extra que alguien llegue a este pequeño sitio y lea mis pensamientos (¿o locuras?).

Otro punto que puede encontrarse en el libro es la necesidad de estudiar a empresas que se dediquen a la misma actividad que tengas en mente. Estudiar su manera de trabajar, en la medida de lo posible, como se publicitan…

Además, hay que diferenciar entre trabajo y negocio. Se conoce como negocio a la empresa que puede sustentarse sin la presencia del fundador.

Una parte que yo considero muy importante del libro, es el capítulo dedicado a la necesidad de una independencia financiera. Es necesario tener un colchón para imprevistos (la cuantía deberá establecerla el empresario dependiendo de qué tipo de actividad se desarrolle). Cuando la actividad este en marcha se deberá tomar la decisión de qué hacer con los beneficios, si se prefiere invertirlo en una vida más cómoda o si se prefiere invertir en otros activos para ampliar la cartera.

Ligado a la financiación, está la afirmación “no es necesario crecer siempre”. Hay que crecer lo que esté dispuesto a asumir el empresario. Si se crece demasiado será necesario ampliar el personal a la hora de la toma de decisiones.

Uno de los capítulos que me ha hecho abrir los ojos es el referente a que no hay que aceptar todos los clientes. Es posible decir que no, ya sea por volumen de trabajo o porque el tipo de encargo no se ajuste a tus conocimiento, o simplemente porque no te apetece hacerlo.


Estas son solo algunas de las pinceladas de este libro, que como he dicho anteriormente, me ha parecido muy muy interesante.

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